Las rodilleras son dispositivos ortoprotésicos de uso externo que se utilizan tanto para la prevención como para el tratamiento conservador de distintas patologías de la articulación de la rodilla. En función del tipo y modelo de rodillera, abarcan la zona anatómica de la articulación con materiales flexibles, semirrígidos o rígidos (fig. 1). De esta manera, las ortesis ejercen funciones de propiocepción, de mantenimiento del calor en dicha zona, de inmovilización y de estabilización durante la práctica deportiva. La disposición de las partes rígidas, combinadas con las cinchas de sujeción nos permiten estabilizar el ligamento cruzado anterior o posterior en función de las fuerzas aplicadas. Sistema patentado de “4 puntos” para el control de los ligamentos anteroposteriores.